JUJUY, San Salvador de

En la región de los Valles Templados, rodeada por montañas, se alza la ciudad capital San Salvador de Jujuy, principal punto de partida en los recorridos por la provincia. Tradicionalista y de estilo colonial, esta localidad conserva históricas construcciones en contraste con modernas instalaciones que vigorizan el turismo en la zona.

Reconocido por su turismo religioso y cultural, San Salvador de Jujuy recibe durante todo el año una gran afluencia de visitantes que arriban a su centro urbano a través de los diversos accesos de ruta o el aeropuerto internacional situado en plena ciudad. Iglesias, capillas, museos, antiguos edificios públicos, constituyen el principal circuito de esta capital, cuya cartelera no se agota allí.

Con un clima variante y un paisaje vestido de montes, verdes planicies y relucientes cursos de agua, San Salvador de Jujuy aparece, además, como un espacio ideal dónde desarrollar actividades al aire libre, paseos contemplativos y safaris fotográficos. Así, su belleza natural se une a su contenido cultural, haciendo de esta ciudad capital un destino turístico inevitable en las vacaciones por el noroeste argentino.

Caminatas por las calles de la localidad; admiración del estilo hispano que aún predomina en cada rincón; participación en las festividades tradicionales; adquisición de productos típicos, son sólo algunos de los itinerarios que no pueden omitirse en San Salvador de Jujuy. Y si de conocer los alrededores se trata, es casi una obligación visitar las Termas de Reyes, perfeccionadas con todas las comodidades; y Tiraxi, considerado una obra de arte de la naturaleza.

San Salvador de Jujuy es un arco iris de opciones turísticas; es un paraje de ensueño que sabe res-ponder a las exigencias de cada visitante con los mejores servicios y la gentileza de los lugareños.

Recorrer la Quebrada de Humahuaca es descubrir un paisaje de infinitos coloridos desandando el camino del tiempo; es remontarse a un pasado geológico de 600 millones de años que se unen a los 12.000 años de presencia viva del hombre en la región, manifiesta tanto en la riqueza cultural prehispánica como en numerosas formas culturales españolas, amalgamadas, en la actualidad, por acción de siglos de conflicto y convivencia dando origen a un extraordinario patrimonio cultural. 

Dejamos atrás la Ciudad de San Salvador de Jujuy y por la Ruta 9 comenzamos nuestro recorrido desde los 1250 metros. Nuestra primera parada es el pueblo de Tumbaya su Plaza e Iglesia. Luego partimos hacia Purmamarca, donde nos aguarda el Cerro de 7 colores, el Paseo de Los Colorados, la Plaza de Artesanos, la Iglesia y sus calles de postal. Tilcara recorremos las Ruinas del Pucará, el Museo Arqueológico, la plaza de los artesanos y la Iglesia, a continuación llegaremos a Utquia, para visitar la iglesia con su famosa Capilla de Anchas Paredes, con altar de oro y cuadros cuzqueños de los Ángeles Arcabuceros, visitamos a un artesano ceramista y una Reserva de Vicuñas.

Tras superar los más de 4.000 metros sobre el nivel del mar por la CUESTA DE LIPAN, donde sucesivas curvas van abriendo un camino de gran belleza. Descendemos un trecho hasta las SALINAS GRANDES, deslumbrante manto blanco donde visitamos a los salineros, observamos sus artesanías al pie de los piletones y nos perdemos en esta inmensidad.



Como muchas otras poblaciones del norte argentino, Tilcara no tiene una fecha de fundación. Toda la Quebrada de Humahuaca estuvo poblada de asentamientos indígenas, desde la época preincaica. Cuando el imperio Inca llegó a la región, la zona donde hoy crece y vive el pueblo de Tilcara, perteneció al Kollasuyo, como se llamó a la provincia del sur del mundo incaico. Pero esa organización no duró mucho aquí, ya que apenas unos 50 años después de su establecimiento, llegaron los españoles.


Existen indicios de presencia humana en la región hace más de 10.000 años. Omaguacas, uquías, fiscaras y tilcaras fueron algunas de las tribus indígenas que poblaban la zona entre los años 1000 y 1480 de nuestra era. Los españoles, encabezados por el capitán Francisco de Argañaraz y Murguía, lograron vencer la resistencia de los aborígenes recién en 1598. Después de la conquista, estos pueblos fueron sometidos al régimen de encomienda, siendo obligados a residir en un lugar determinado y a trabajar por temporadas.


Aún hoy, en excavaciones que se realizan en pleno centro de Tilcara a propósito de nuevas construcciones, se producen importantes hallazgos arqueológicos que datan en general del siglo dieciséis. Algunos de esos objetos permanecen en el pueblo, exhibidos en los lugares donde fueron encontrados. Son los testimonios que el pasado ha dejado en el subsuelo tilcareño, para que nadie olvide que aquí la historia es cosa de todos los días.


El pueblo de Tilcara está abrazado por dos ríos: el Grande, que recorre la Quebrada de Humahuaca de norte a sur, y el Huasamayo, que vierte sus aguas en el Grande de este a oeste. Ambos cursos están casi completamente secos la mayor parte del año. A partir de diciembre, cuando empieza la temporada de lluvias, empiezan a traer la tan esperada agua. Cada año, los tilcareños esperan con gran expectativa que “baje” el Huasamayo, que es el río que trae en su camino las piedras con las que construyen sus casas y sus pircas. El día que el Huasamayo se despierta, los pobladores van al puente y le regalan hojas de coca y cigarrillos.


Viajando por la Ruta Nacional Nº 9 desde la capital provincial, San Salvador de Jujuy, hacia el norte, una serie de poblaciones va sucediéndose, la mayoría de ellas ubicadas entre la carretera y el río Grande. Tilcara, sin embargo, se levanta más allá del río, lo que ofrece además un paisaje singular donde el Cerro Negro se muestra salpicado por las viviendas tilcareñas.


Salinas Grandes: Es un impresionante mar de sal ubicado a 3800 metros sobre el nivel del mar. Ubicadas a unos 70 kilómetros de Tilcara, se llega en vehículo por la ruta 52, atravesando la Cuesta de Lipán y pasando por el punto más alto del tramo, a 4100 metros sobre el nivel del mar. La mayoría de las excursiones programadas son de jornada completa e incluyen el paso por rincones insondables de la región. Se puede ir sin guía, ya que el camino está en muy buen estado. En las Salinas, se puede visitar el Restaurant de Sal, ver los piletones donde se procesa el producto para su industrialización y maravillarse con la magia de semejante paisaje. Los atardeceres y las noches de luna llena son especiales para conocer las Salinas.

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